Experiencias de la vida real

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Experiencias de la vida real documentadas en "The Journal of A Mommy Make Over Patient"

Soy mamá de 2 hijos maravillosos y estoy felizmente casada con el amor de mi infancia. Para muchos, tengo la vida perfecta. Para mí, no tan perfecto. Francamente, no estaba en busca de la perfección sino solo para que mi cuerpo coincidiera con la juventud que todavía tenía en mi interior. Si bien es posible que en secreto también quisiera lucir sexy nuevamente para mi amado esposo, sabía que era yo quien se embarcaba en ese viaje y, ganara o perdiera, sería yo quien estaría parada frente a ese espejo nuevamente. Soy un profesional de 42 años y aquí está mi diario de cirugía plástica.

Mi decisiĂłn de operarme

Ahora que lo hice, me di cuenta de que este viaje comenzó hace más de 10 años. Al preguntarle a una mamá cuál ha sido el mejor regalo de su vida, probablemente obtendrías la misma respuesta de la mayoría, que sería que sus hijos han sido ese regalo. Nunca los devolvería... no podría... y nunca contemplaría la vida sin ellos. Pero, y esto me alegra decirlo, "fue", el gran "pero". Necesitaba ver el regreso de una parte de mi antiguo yo. La parte que no regresaba con una dieta casi desesperada, la parte que se me escapaba incluso con mi ejercicio compulsivo, la parte que oraba por ver. Por un corto tiempo, Victoria's Secret mantuvo mi secreto. Pero ella no lo hizo lo suficientemente bien, porque todavía veía la verdad en cada hora del baño, durante cada temporada de trajes de baño, y sí... durante algunos de mis momentos más íntimos.

¿Qué cirugía, quién sería mi médico, dónde se realizaría, cuándo sería el momento adecuado?

Finalmente me armĂ© de valor, iba a reunirme con un cirujano plástico y al menos aprender sobre los procedimientos disponibles para ayudarme a recuperar mi belleza (ya tenĂ­a mi juventud... solo necesitaba unirlos). Mi bĂşsqueda comenzĂł hablando con otras personas que tenĂ­an los procedimientos; Necesitaba saber sobre el dolor... Tengo un miedo mortal al dolor, incluso tengo miedo de peinarme. Los pobres, afortunado cirujano que elegĂ­ tendrĂ­a que caminar virtualmente sobre el agua.

Todas las personas con las que hablé tenían una historia diferente que contar, pero escuché porque una de estas historias podría ser la mía. Me enteré de malas experiencias, eventos aterradores, expectativas insatisfechas y malos resultados. Con estas conversaciones, supe que el cirujano plástico que elegí tenía que estar rodeado de un equipo que entendiera el servicio al cliente, que valorara mis emociones durante el viaje, que hubieran sido pacientes ellos mismos para que ellos también hubieran estado en contacto con los nervios, y más. que nada, estaban debidamente capacitados y certificados para ayudar en mi viaje.

La instalaciĂłn seleccionada debĂ­a estar "acreditada". Para la mayorĂ­a de las mamás, "acreditaciĂłn" significa una escuela para inscribir a nuestros hijos que les asegurarĂ­a el Ă©xito de por vida. Pero a medida que me educaba, aprendĂ­ que el lugar que uno selecciona para la cirugĂ­a debe cumplir con las calificaciones de un Ăłrgano rector que lo somete a revisiones, informes, pruebas y criterios de evaluaciĂłn, todo diseñado para garantizar la seguridad del paciente. Por ejemplo, aprendĂ­ que un suite de oficina debe tener puertas y planos de planta que permitan que el personal de emergencia y los vehĂ­culos atiendan a un paciente durante una crisis, Dios no permita que esto suceda, no quiere ser ese paciente que no pudo salir a tiempo. Finalmente, lo más importante fueron las respuestas que necesitaba obtener sobre mi posible cirujano. No necesitaba saber su edad, sexo o raza. No necesitaba saber quiĂ©nes eran sus otros pacientes o quĂ© tan popular era. Necesitaba saber que estaba certificado por la junta correspondiente y relevante, tenĂ­a una excelente reputaciĂłn en la comunidad y sabĂ­a lo que estaba haciendo.

Por un corto tiempo, Victoria's Secret mantuvo mi secreto.

Me reuní con mi médico y su enfermera y hablamos sobre todos los cambios que quería hacer. Antes de ir a encontrarme con él, ya sabía que mis senos eran lo que realmente me preocupaba más. Incluso antes del embarazo quería mejorar el posicionamiento y ahora, después del embarazo, lo hice aún más.

Durante mi consulta con Dra. Spence y Kathleen, su enfermera, me sentĂ­ abrumado por la cantidad de informaciĂłn que digerir. TambiĂ©n me di cuenta, con una intensidad alarmante, de que en realidad se trataba de una cirugĂ­a mayor. ComencĂ© a preguntarme si estaba siendo frĂ­volo, ÂżhabĂ­a cosas más importantes en las que deberĂ­a haberme centrado y si esto era realmente necesario? Yo era una mujer consumada y segura de sĂ­ misma. La respuesta llegĂł con un rotundo e inequĂ­voco compromiso con la transformaciĂłn. HabĂ­a esperado demasiado y no esperarĂ­a más. Me lo merecĂ­a, habĂ­a trabajado duro para conseguirlo y, de hecho, ahora que podĂ­a ver lo hermosos que iban a quedar mis pechos, mis ojos viajaron hasta mi estĂłmago. "ÂżQuĂ© hay de aquĂ­, Dr. Spence, quĂ© podemos hacer aquĂ­?... No puedo tener una barriga de 75 años con pechos de 25 años. ¡No puedo! ¡ArrĂ©glalo de una vez por todas!" El Dr. Spence sonriĂł y comenzĂł a explicar las opciones, los riesgos y los beneficios.

Dirigimos nuestra atenciĂłn a mi abdomen. Al crecer, siempre habĂ­a pensado que tenĂ­a el ombligo más perfecto. Ya no es asĂ­. Mi Ăşltimo embarazo forzĂł mi ombligo hacia afuera haciĂ©ndolo parecer como si tuviera un limĂłn sentado en mi barriga. El Dr. Spence nunca supuso que sabĂ­a lo que querĂ­a abordar; en cambio, preguntĂł sin prisas quĂ© podĂ­a hacer por mĂ­. LevantĂ© mi revista Victoria's Secret y señalĂ© un ombligo con el que habĂ­a estado soñando. RedactĂł la tĂ©cnica que usarĂ­a para crear el look que necesitaba y me mostrĂł numerosos fotos antes y despuĂ©s. Luego jalĂ© mi piel caĂ­da debajo de mi pubis con firmeza y le dije "Quiero verme asĂ­".

Se parĂł frente a mĂ­ con un marcador y comenzĂł a dibujar como un artista.

Al principio no entendía por qué se necesitaba 1 hora y media para mi consulta. ¿Era especial o tan complicado? Pero a medida que la visita llegaba a su fin, me di cuenta de que someterme a una cirugía plástica era una decisión importante que requería mi historial médico, realizarme una mamografía, la medicación adecuada, hábitos preoperatorios y posoperatorios seguros y útiles, recibir y absorber una gran cantidad de información y tomar decisiones importantes. . Después de todas las discusiones, el Dr. Spence, con la expresión más seria que jamás había visto, me miró directamente a los ojos y me explicó el proceso de recuperación. Necesitaba 10 días de puro descanso. Le aseguré que me tomaría el tiempo libre requerido (mis dedos estaban cruzados detrás de mi espalda). Al principio no entendía la importancia y las ramificaciones de tomarme el tiempo para recuperarme. Pero más tarde, aproximadamente 2 semanas después de mi cirugía, resultó que el Dr. Spence y Kathleen literalmente me obligaron a descansar.

Las mamis no saben descansar.

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