Liposucción e injerto de grasa

A medida que envejecemos, la grasa se redistribuye por todo nuestro cuerpo. Acumulamos grasa en áreas donde no la queremos y muchas veces deseamos mantener labios, mejillas o glúteos más llenos. A medida que la grasa se pierde en estas áreas, la piel se cae por la falta de volumen. La grasa se gana en áreas que no deseamos; por ejemplo, sobre la cintura y el abdomen.

Liposucción  y el injerto de grasa son procedimientos que se combinan con frecuencia en la práctica del Dr. Spence. La grasa es un relleno excelente para los labios, las mejillas, las nalgas o las cicatrices del acné. En el momento de la liposucción, la grasa se extrae con una técnica meticulosa para evitar traumatismos en las células grasas. Las áreas que parecen más resistentes a la pérdida de peso son a menudo las mejores áreas para usar, como las manijas de los brazos, el abdomen, los flancos y las alforjas (muslos laterales). Estas células grasas se manipulan con delicadeza y meticulosidad para maximizar su viabilidad para el injerto. Este proceso es esencialmente un trasplante y, dado que se trata de su propio tejido, se denomina autotrasplante. La grasa recolectada se deja reposar hasta que se separa todo el líquido circundante. Usando agujas especiales para inyección de grasa, las células grasas se colocan suavemente en varias filas a lo largo de las áreas que se van a injertar. Cada vez se depositan cantidades muy pequeñas de grasa. Luego, el cuerpo nutre esta grasa mediante el crecimiento de pequeños vasos sanguíneos y bañando las células grasas en nutrientes. Debido a que se trata de un trasplante, no se puede extraer toda la grasa de una vez y es posible que se requiera más de una sesión de injerto.